Zona Alta, San Antonio, San Isidro, El Salto, La Fuerza y San Miguel son algunos de los pozos afectados. CEDIDA
Una parte de los pozos costeros ubicados en las cuencas de los barrancos de Las Angustias y de Tenisca, pero también los de San Antonio y San Isidro, más al sur, se han visto afectados desde 2023 por “concentraciones anómalas de CO₂”, con consecuencias tanto en las propias instalaciones como en la calidad del agua de estas captaciones que abastecen a la mayoría de los cultivos agrícolas del Valle de Aridane.
Así se recoge en un extenso informe presentado el pasado viernes 25 de julio en la Junta de Gobierno del Consejo Insular de Aguas de La Palma, donde se describe como la calidad del agua subterránea extraída de los pozos costeros situados en el Valle de Aridane ha sufrido un “empeoramiento” en los últimos años, según los estudios realizados por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME).
En el último de esos estudios, el IGME concluye que “a partir de marzo-abril de 2023, tras 18 meses de un régimen de bombeo reducido (poca demanda), se detectan concentraciones anómalas de CO₂”.
Esto se produce en pozos localizados en la costa del Valle de Aridane, “a más de 5 km del volcán de Tajogaite”, y en lugares “que nunca antes habían tenido problemas por presencia de CO₂ en su interior”.
Además, señalan que “simultáneamente, en las mismas captaciones, se produce un cambio en las características físico-químicas de las aguas subterráneas que extraen” que provoca “un incremento considerable en el CO2 disuelto y de los bicarbonatos, del contenido de varios cationes, especialmente el sodio, y de la salinidad”.
Se trata, según apuntan, de un proceso que “se ha ido extendiendo progresivamente hacia el noroeste, donde a partir de verano de 2024 en el pozo Zona Alta y de junio de 2025 en el pozo La Prosperidad, ambos en el Barranco de Las Angustias y a 8 km del Tajogaite”.
Desde este organismo científico recalcan que ambas infraestructuras no habían “tenido problemas anteriormente por presencia de CO₂ en su interior”, y que a partir de esos momentos cuando aparecen “concentraciones anómalas de CO₂ en la atmósfera de los mismos y cambios en la composición físico-química e isotópica de las aguas y de los gases disueltos en ellas”.
LA BAJA CALIDAD DEL AGUA AFECTA AL 45% DE LOS CULTIVOS DE LA COSTA DEL VALLE DE ARIDANE
Desde el organismo encargado de la gestión de las aguas de la isla, se aporta también un informe del Servicio de Agricultura del Cabildo de La Palma sobre “la calidad del recurso hídrico con el que se están regando las zonas de cultivo del Valle de Aridane”.
El texto alerta sobre la situación de los cultivos, principalmente de plátanos, de Las Hoyas-El Remo, Cuatro Caminos y Cruz Bermeja, debido a que “los pozos que suministran el agua para el regadío de dicha zona son los que están experimentando un mayor empeoramiento de su calidad (Zona Alta, San Antonio, San Isidro, El Salto, La Fuerza y San Miguel)”.
En la zona más afectada, que representa el “45% de la superficie total de cultivo de la costa del Valle de Aridane”, los niveles de conductividad eléctrica “se sitúan por encima del límite superior de tolerancia para la platanera y superan ya el umbral tolerable del aguacate”.
Todos estos factores llevan al Consejo Insular de Aguas a plantear medidas para garantizar el suministro de agua, ya que constatan la “incertidumbre” que existe por el empeoramiento de la calidad del agua de los pozos como consecuencia de la actividad volcánica. Se trata de algo “cuyo comportamiento no resulta posible prefijar” y plantean la perforación del Túnel de Trasvase por la boca Oeste (Hermosilla) como la opción “de más corta y fácil implantación”.
Hasta el momento, para mitigar esta situación y mejorar la calidad del agua, las zonas de cultivo mencionadas se han beneficiado de caudales procedentes de galerías y nacientes de la Caldera de Taburiente.
Desde el Consejo Insular se alerta que “la merma” que se está produciendo en estas “captaciones y manantiales” de la Caldera, el empeoramiento del agua de determinados pozos y el incremento de la demanda con la reconstrucción de fincas arrasadas por la colada provocan que esta medida “resulte ya insuficiente para mantener la garantía de calidad del agua para riego agrícola”.
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