Conato de incendio forestal en la zona de El Riachuelo, en El Paso, en noviembre de 2024. CEDIDA
Entre los años 2001 y 2024 se registraron en la isla un total de 423 incendios forestales, de los cuales se desconoce la causa que los provocó en 106, lo que representa un 25%, según se recoge en la documentación del Plan Anual de Prevención, Vigilancia y Extinción de Incendios Forestales de la isla de La Palma 2025, elaborado por el Cabildo de La Palma y que se encuentra actualmente en exposición pública.
En 55 de estos incendios se pudo confirmar que fueron intencionados, mientras que 48 se originaron por cigarrillos arrojados al suelo sin apagar, 40 por quemas agrícolas y 25 por la quema de rastrojos. Además, otros 23 incendios se identifican como no intencionados, pero sin especificar el motivo.
Cabe destacar que en este periodo de tiempo se contabilizaron 14 fuegos provocados por causas eléctricas y 11 por rayos.
El plan señala como la mayoría de los incendios en las dos últimas décadas en La Palma se han producido en el mes de julio, con un total de 87, frente a los 63 de agosto y a los 51 de septiembre.
LA “MATORRALIZACIÓN DEL MEDIO FORESTAL” AUMENTA EL RIESGO DE INCENDIOS
En cuanto a las horas en que ocurren, el documento señala que “el 90% de los incendios producidos han tenido origen en horas diurnas”. Al tratarse del periodo del día en que “la actividad humana es mayor”, concluyen que “se pueden considerar riesgos no naturales” los que los han provocado.
Tal y como señala en el mencionado texto “las causas que generan incendios en el monte, aquellas que provienen de origen natural son anecdóticas comparadas con las producidas por causas antrópicas por negligencia o accidentales”.
El plan señala que el proceso que define como “matorralización del medio forestal”, provocado por el abandono “de los aprovechamientos y usos tradicionales forestales”, “de la actividad agrícola en las zonas de interfaz agrícola-forestal” y “de la ganadería extensiva controlada” ha ocasionado el “aumento del combustible disponible en zonas de alto riesgo de incendios”.
Además, destaca que “la cercanía de los núcleos urbanos a las zonas forestales”, creando “zonas de interfaz urbano-forestal” han desarrollado “zonas de esparcimiento y disfrute más propias del sector servicios”, incrementa el aumento del “riesgo de incendios accidentales o por negligencia”.
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