Antonio Cabrera, a la derecha, durante la presentación del manifiesto. CEDIDA
La Casa Principal de Salazar de Santa Cruz de La Palma acogió el pasado 8 de julio la presentación del Manifiesto por La Palma, en el que veintisiete colectivos de la isla mostraban públicamente su rechazo a un modelo de desarrollo económico que denuncian como “obsoleto y perjudicial”.
Antonio Cabrera, una de las personas que intervino en el acto y quien en los últimos años ha orientado su labor activista en la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, responde por correo electrónico al cuestionario elaborado por este periódico sobre el manifiesto.
Pregunta. Pasadas unas semanas de su presentación, ¿cuál cree que ha sido la recepción de la sociedad de La Palma al manifiesto?
Respuesta. Se ha hecho una buena difusión por los medios de comunicación digitales y hemos recibido interés por participar y adherirse de varias personas a través del correo del movimiento (manifiestoporlapalma@gmail.com) pero no tenemos datos suficientes como para hacer esa valoración del impacto que ha tenido en la sociedad palmera.
De todas formas, la publicación del manifiesto es un primer paso, el trabajo de permeación del movimiento a la sociedad palmera es una de nuestras prioridades a través del trabajo de ensanchamiento.
P. ¿En qué actuaciones concretas se manifiesta ese modelo de desarrollo económico y social que denuncian como “obsoleto” y “fracasado”?
R. El modelo de turismo de turoperadores en las islas de mayor tamaño del archipiélago se ha demostrado obsoleto y fracasado para solucionar los problemas sociales y mejorar las condiciones de vida de la mayoría de la población. Ha producido mucha riqueza, sí, visibilizado en un PIB canario creciente, pero acumulada en muy pocas manos, lo que se comprueba a su vez en un PIB per cápita cada vez menor, resultando en unos datos de pobreza y desigualdad que encabezan tristemente cada año los listados a nivel estatal.
Ese modelo, plasmado en el Pacto por el Turismo, es el mismo que se quiere implantar en La Palma: más de 10 instalaciones hoteleras de entre 4 y 5 estrellas. Instalaciones “de lujo” que está estudiado que en torno al 75% del dinero que generan se queda en el país de origen.
P. En las últimas elecciones municipales, ninguna de las formaciones políticas que defienden en La Palma otro modelo de desarrollo económico obtuvieron representación. ¿Por qué cree que la mayoría de los palmeros respaldan las políticas de los tres partidos mayoritarios en esta materia?
R. La población de La Palma sigue votando mayoritariamente al PP, PSOE y CC debido a una inercia política arraigada y a la influencia de un discurso que ha prevalecido durante décadas. Este discurso ha promovido la idea de que la isla depende casi exclusivamente del turismo, sin que existan alternativas viables para su desarrollo económico. Esta narrativa ha sido adoptada y reforzada por estos partidos tradicionales, creando una percepción de estabilidad y continuidad que resuena con los votantes.
Como resultado, una mayoría de la ciudadanía continúan apoyando a estas formaciones políticas, convencidos de que cualquier cambio radical podría poner en riesgo el bienestar económico y social que asocian con la industria turística. Las propuestas que defienden otro modelo alternativo diferente no han sido capaces de articular un proyecto político unitario que ilusiones a la ciudadanía palmera.
P. Según los datos estadísticos, la mayoría de las plazas turísticas de la isla son viviendas vacacionales, situadas tanto en el ámbito urbano como rural. ¿Consideran que este modelo es preferible al de la construcción de nuevas camas en hoteles y apartamentos?
R. No hemos concretado la propuesta para el sector turístico, pero lo que si tenemos claro es que el derecho a la vivienda se está alejando, cada vez más, para muchos ciudadanos con el problema del incremento en los alquileres vacacionales. Se necesitan de manera urgente políticas que garanticen el derecho a tener dónde vivir: apostar por la vivienda pública, tomar medidas para frenar la especulación del suelo, regular el número de viviendas de uso turístico y movilizar la vivienda vacía.
En La Palma no existe el problema que tiene el turismo en las otras islas y esa circunstancia debería aprovecharse para una planificación sectorial con verdaderos criterios de sostenibilidad que no se está haciendo. Lamentamos que la institución insular y el sector empresarial piensen que el futuro de La Palma pasa por el desarrollo turístico como motor de su economía y que, a su vez, este sea el dinamizador de la agricultura y otros sectores. Es un disparate, a estas alturas, el de poner todos los huevos en la misma cesta, más dependencia del exterior que nos hace más vulnerables y menos diversificación económica.
P. Qué valoración hacen de las medidas llevadas a cabo para la recuperación del Valle de Aridane?
R. Que se ha perdido una oportunidad extraordinaria para ir hacia un nuevo modelo de isla, mirando al futuro, que es lo demanda un contexto de emergencia climática desde el 20 de febrero de 2020 que cuando el Cabildo acordó dicha declaración. El poder político y económico de La Palma se ha equivocado cuando han aprovechado el Plan de recuperación de la crisis volcánica del Tajogaite para actualizar el modelo desarrollista con las grandes infraestructuras de hace más de treinta años, como el campo de golf de La Pavona en Breña Alta o el hotel balneario de lujo de La Dichosa en Las Manchas, declaradas de interés insular de acuerdo con Ley de la Islas Verdes. Nos parece lamentable y, además, de no estar entendiendo nada del grave problema que tiene en estos momentos el sector turístico en las otras islas donde constituye su motor económico, con un amplio rechazo social como nunca lo habíamos visto.
P. En materia de empleo, demandan un plan enfocado a la diversificación económica de la isla. El gobierno de España ha anunciado su intención de invertir otros 30 millones en el denominado Plan Integral de Empleo de La Palma. ¿Consideran suficientes estas políticas activas de empleo?
R. Con el Manifiesto por La Palma lo que estamos abriendo es el debate sobre el modelo de isla que no se ha tenido, ni se quiere tener. Porque entendemos que es lo primero que se debe concretar y, posteriormente, hablamos de propuestas sectoriales de desarrollo y de políticas de empleo y, sobre todo, la necesidad de vincular ese modelo de isla a un contexto mundial de crisis climática, en la que los espacios insulares son especialmente vulnerables, de conflictos y guerras que el poder político debería tener en cuenta para que las propuestas de desarrollo territorial tuviesen como objetivo estratégico la reducción de dependencias exteriores y, en este sentido, activar el desarrollo de las economías locales en torno a la soberanía alimentaria y energética para la creación de riqueza y empleo local, desde el control público de los recursos que son de todos y todas. Las políticas privatizadoras de recursos públicos y servicios esenciales son la principal causa de desigualdad y pobreza que sitúan a Canarias con un 35% en los porcentajes más altos en el ámbito de la exclusión social.
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