Cuando Vargas Llosa llenó la Plaza de España de Los Llanos invitando a leer

Cuando Vargas Llosa llenó la Plaza de España de Los Llanos invitando a leer

Vista de la Plaza de España de Los Llanos de Aridane durante el acto. FESTIVAL HISPANOAMERICANO DE ESCRITORES

“Si quieren vivir mejor, si quieren tener experiencias más ricas, lean. Aprovechen esa posibilidad extraordinaria que da el saber leer y escribir para enriquecer su fantasía y su imaginación”. Con esta invitación a la lectura concluía, el 9 de septiembre de 2019, Mario Vargas Llosa –fallecido esta pasada madrugada a los 89 años de edad-, su intervención durante el II Festival Hispanoamericano de Escritores, en una Plaza de España de Los Llanos de Aridane repleta de niños. Fue la segunda visita del autor a la isla, tras una anterior, invitado por el Instituto de Astrofísica de Canarias.

Tras la narración de un cuento del Nobel de Literatura por parte de Paula Acuña, Vargas Llosa expresó su deseo de “hablarles a estos niños, a los que veo tan numerosos, lo que significó para mí aprender a leer” y sentenció: “Yo creo que es la cosa más importante que me ha pasado en la vida, aprender a leer”.

Recordó como había aprendido a hacerlo con cinco años en Cochabamba, Bolivia, donde vivía con su familia, y lo aquella experiencia supuso. Para él, fue “una verdadera revolución en mi vida. Creo que nada ha significado tanto y me ha transformado la vida tanto como aprender a leer”, afirmó.

Los cuentos infantiles que leía le “hacían vivir más, me hacían tener experiencias más ricas, más interesantes, más novedosas de aquellas que yo podía tener en la vida diaria”, algo que, a su juicio, “es una de las cosas maravillosas de la lectura”.

“La lectura nos hace viajar, nos lleva a países distintos de los nuestros, conocer otros continentes, otras costumbres, otras creencias, otra manera de vivir la vida”, afirmó el escritor peruano. Pero también permite “conocer el pasado” y “viajar al futuro”.

Destacó que “las cosas que un ser humano, que un hombre, que una mujer, pueden hacer en la vida son siempre limitadas, pero gracias a la lectura esas experiencias pueden multiplicarse, pueden convertirse en una variedad riquísima, inmensa de experiencias distintas. Todo eso enriquece extraordinariamente nuestra imaginación”.

El autor de clásicos como La ciudad y los perros, Conversación en La Catedral o La fiesta del Chivo, destacó como “muchas veces en el mundo en que vivimos, si no tenemos lecturas, tenemos prejuicios, desconfianza con la gente que no es igual a nosotros”. Y añadió que, gracias a “las novelas que leemos, nos muestran que esa gran diversidad que conforma el mundo —esos hombres, esas mujeres que hablan otras lenguas, que tienen otras creencias, que practican otras costumbres—, en el fondo, son iguales a nosotros”.

Para Vargas Llosa, “la lectura nos divierte muchísimo”, ya que “nos hace vivir experiencias diferentes de aquellas que podemos tener en la vida real”, pero también “crea en nosotros un espíritu crítico, creador, que nos describe un mundo mejor del que tenemos, en el que se vayan solucionando los problemas esos que enfrentamos”.

“Una sociedad de gentes que leen, que alimentan su imaginación, su sensibilidad, su fantasía gracias a la lectura, es una sociedad mejor que las que tienen pocos lectores y en los que ni la imaginación, ni la sensibilidad se han desarrollado tanto, gracias a los libros”, expuso.

Cuando ya los niños y niñas que se situaban en las primeras filas comenzaban “a aburrirse porque veo que se mueven mucho”, Mario Vargas Llosa les dejó “un solo consejo de alguien que tiene muchos años más que ustedes: Les recomendaría que lean, y que empiecen a leer justamente a la edad de ustedes”.

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