Momento de la gala de entrega de premios en la Sala Cultural el Desleal, La Laguna.

Regreso a La Palma tras cinco intensos días asistiendo en San Cristóbal de La Laguna a diversos Indie Labs nacidos desde un festival que entró este año en una delicada edición, la tercera, esa en la que según aseguraba Alexis Ravelo, se dirime si se asienta o desaparece cualquier proyecto. Creo que no quedó duda alguna del largo recorrido que le espera tras el arduo proceso de selección entre los más de 400 cortos y largos que se presentaron, y de los que quince llegaron a la final divididos en tres categorías, con un especial papel protagónico para el cine hecho en Canarias, y un gran nivel en general.

Aunque conozco a Rumen Justo desde hace varios años, sólo es necesaria una primera conversación con él para palpar su amor incondicional por el cine, especialmente el independiente, y los caminos que lleva años construyendo para dar visibilidad a proyectos canarios a través de su labor de productor.

Estos días han dado para largas conversaciones, en las que lo humano y lo divino se han solapado en diálogos no siempre confluyentes, que es en lo que reside la verdadera riqueza a la hora de compartir. Con Rumen y Guacimara, su pareja, la perfecta jefa de protocolo que cualquiera desearía en un evento, pero también con los cineastas Fátima Luzardo, Anatael Pérez, Dani Feixas, Tuti Fernández o Fabrizio Pesaro. Conversaciones sobre la salud del cine y las pretensiones personales de cada uno: cómo conciben su obra y sus objetivos, cómo controlan o dan rienda suelta a la desbocada pasión que les mueve, cómo en definitiva han llegado, se mantienen y planean seguir proyectándose en espacios donde el concepto «audiencias masivas» rara vez existe.

Y voy a detenerme brevemente en uno de esos directores canarios cuyo corto estuvo entre los cinco seleccionados, el palmero Anatael Pérez. Impartió su Indie Lab el jueves en el Centro Ciudadano de La Punta del Hidalgo (otra de las características del festival es el movimiento como fórmula para llegar a públicos diversos), sorprendiendo a quienes aún no conocían su obra, y recordándole al resto su versatilidad y buen hacer, esa timidez propia de una mente en continuo bullir creativo y como comentó en la entrega de premios, esa energía que lo mismo le lleva a realizar películas, que a confeccionar artesanalmente los originales trofeos.

Mucho se habló sobre la creatividad, las ideas y su posesión, el trabajo constante y la pasión que debe acompañarle. Mucho queda por hablar sobre todo ello, y los foros participativos son uno de los mayores recursos de enriquecimiento personal y colectivo.

Este año el festival, como desde sus inicios, tuvo a principios de mes presencia en La Palma: Rumen Justo y la cineasta grancanaria Fátima Luzardo organizaron un pequeño Indie Lab en Los Llanos de Aridane, sede en la isla desde 2021, y posteriormente fue el cineasta tinerfeño Jorge Guimerá, quien acompañó a Rumen en la Real Sociedad Cosmológica, en su primera edición en Santa Cruz de La Palma.

Las islas no capitalinas, y La Palma es buen ejemplo, desarrollan cada vez más proyectos culturales propios pero también acogen algunos provenientes de las islas mayores, creando redes colaborativas que se expanden y fructifican. Ejemplos como el FICINDIE son reflejo de este presente que nos hace soñar con un futuro cargado de posibilidades.