Eduardo León Martín miembro y activista del colectivo Violetas LGTBIQ+ recuerda en el foro La Palma Opina que, a pesar de los avances en el reconocimiento y defensa de los derechos de las personas LGTBI durante las últimas décadas, sigue siendo necesaria la movilización para reivindicar que tanto gais, lesbianas y transexuales puedan desarrollar una vida con normalidad y en igualdad de condiciones, sintiéndose protegidas ante agresiones homófobas.
Eduardo León Martín ha asegurado en el foro La Palma Opina que, a pasar de los significativos avances en derechos, conquistas legales y sociales durante las últimas décadas, el movimiento en defensa de las personas LGTBI no debe dar ni un paso atrás ante el retroceso en materia de políticas de protección de derechos.
Por este motivo, en la edición de la marcha del Orgullo, que volverá a tener a Tazacorte como escenario para el desarrollo de esta reivindicación el próximo sábado, 28 de junio, a las 17 horas. señala Eduardo León, que en esta jornada reivindicativa se hará especial hincapié “en lo duro y complejo que puede ser salir del armario en comunidades rurales y ultraperiféricas como La Palma” que nos recuerda que “muchos de nuestros compañeros del colectivo Violetas decían que el aeropuerto de La Palma era la puerta del armario para personas de la comunidad LGTBI.
En cambio, Eduardo nunca abandonó la isla. Nuestro entrevistado considera que la decisión de quedarse es una manifestación de valentía. “Como persona LGTBI que ha decidido quedarse, llevo doce años casado con mi marido y le hemos echado valor”, y denuncia que los ataques homófobos “tanto físicos como psicológicos” se han producido en la isla de La Palma.
En esta línea, este activista y miembro del colectivo Violetas se pregunta “¿cuánto estas dispuesto a aguantar?” El precio a pagar por decidir quedarte en La Palma, sabiendo que al salir de la isla “te quitan la vigilancia social de encima” considera que, en ocasiones, es alto. “Yo lo quise aguantar todo y aquí me quedé”.
Por este motivo, Eduardo León insiste en la importancia de participar en la Marcha del Orgullo el sábado 28 de junio, considerando que no solo personas LGTBI deben formar parte de las reivindicaciones, y anima a que acudan “familiares, amigos y cualquier persona que sienta la necesidad de defender derechos de personas”. Bajo su punto de vista “no nos estamos manifestando por los derechos de la comunidad LGTBI, nos estamos manifestando por los derechos humanos”.
León anima a “cualquier persona que sienta la necesidad de defender derechos de personas” a participar en la Marcha del Orgullo.
AGRESIONES HOMÓFOBAS EN LA PALMA
Eduardo valora las significativas conquistas del colectivo LGTBI en España en las últimas dos décadas, en el año en el que se cumple el vigésimo aniversario de la aprobación del matrimonio igualitario, sin embargo, juzga como un error pensar que la diversidad sexual presente en la población está plenamente aceptada. “Yo pensaba que después la ley del matrimonio igualitario y del esfuerzo que están haciendo muchísimas asociaciones a nivel estatal, estábamos en otro punto”.
Para argumentar esta afirmación, el activista por los derechos LGTBI denuncia en el foro La Palma Opina un episodio de agresión homófoba sufrida, en carne propia, en una discoteca de Los Llanos de Aridane. “Mi marido y yo sufrimos una agresión homófoba en una discoteca de Los Lanos por el simple hecho de que mi marido me diera un beso, a lo cual, un chico que estaba cerca de nosotros le propinó un cachetón a mi marido”. Celebra Eduardo que la seguridad de la discoteca actuara con rapidez expulsando de la discoteca al agresor.
Declara que siente temor a raíz de experiencias terriblemente duras que como persona LGTBI ha sufrido a lo largo de su vida, recordando una “agresión física brutal” que sufrió hace unos años en el carnaval de Tenerife, afirmando que “acabé la noche en un hospital de campaña”.
Volviendo a la isla de La Palma, Eduardo valora que es “muy duro” salir a la calle y sentir que “eres objeto de miradas o de comentarios puntuales, simplemente, porque has decidido amar y entregarle tu vida a una persona de tu mismo sexo”. Para ilustrar esta afirmación, este miembro de Violetas LGTBIQ+ La Palma, cita otro momento desagradable en el que se sintió intimidado por las miradas de otras personas con las que compartía espacio público en la última edición de la tradicional fiesta de Los Indianos. “Estábamos bailando, nos dábamos muestras de afecto y un grupo de personas nos miraban con cara de desprecio, de no aprobación de lo que estaban viendo”.
Eduardo denuncia en La Palma Opina haber sufrido agresiones físicas durante su vida por su condición sexual.
CAMBIO POLÍTICO
En cuanto a un posible cambio de gobierno en España, y preguntado si ese cambio puede perjudicar seriamente los logros y conquistas alcanzadas en los últimos veinte años, Eduardo afirma que no está “preocupado” porque partidos de derecha o extrema derecha puedan eliminar derechos a la comunidad LGTBI, pero matiza: “Estoy preocupado por el efecto social que va a producir que estos partidos ocupen puestos de responsabilidad” y expresa su inquietud al recordar lo que le ocurrió a Andy: “Un palmero en Valencia que ha recibido una brutal paliza por su orientación sexual”.
Considera Eduardo que las personas que llevan a cabo estas acciones violentas se sentirán “con más fuerza” cuando gobiernen los partidos que han declarado abiertamente su deseo de eliminar derechos a las personas LGTBI. Opina que las formaciones políticas que mantienen un discurso regresivo en lo referente a los derechos LGTBI, lo hacen simplemente “para atraer votos” y confía que “a la hora de la verdad no tendrán el valor suficiente para echar abajo leyes como la del matrimonio igualitario”, sentencia.
QUEDA MUCHO POR HACER
En cuanto a la valoración de si, progresivamente, se ha ido generando un cambio en el seno de nuestra sociedad que favorezca la normalización de la diversidad sexual, este activista por la igualdad aclara: “Nosotros somos propietarios de un restaurante en Puerto Naos y hemos puesto la bandera LGTBIQ+, de forma permanente en la fachada, y somos conscientes que hemos perdido clientes”.
Asegura que es incómodo para muchos políticos “sentarse a comer en la mesa de nuestro restaurante cuando saben que en la foto pueden figurar con la bandera”. Añade, en este sentido, que más allá de la creciente visibilización de las inquietudes y realidades de la comunidad LGTBI, permanecen vigentes determinados estereotipos que evidencian que queda mucho por hacer. “Tuvimos empleados en nuestro restaurante, a los que les pagábamos una nómina religiosamente todos los meses, que nos decían que en el momento en el que colgáramos la bandera en nuestra fachada dejarían de trabajar con nosotros”. Para este activista y miembro del colectivo Violetas LGTBIQ+ que, amablemente, ha aceptado ser entrevistado por el foro La Palma Opina, esto es también “una forma de violencia”.
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