El modelo turístico canario basado en el crecimiento permanente, en contar visitantes y hacer caja sin reparar en el impacto sobre el territorio y la población local es lo que está detrás de las convocatorias ciudadanas del 20 de abril.
Un modelo que acumula los beneficios en unos pocos y reparte precariedad laboral, pobreza y exclusión social para la mayoría que va dificultando, cada vez más, las condiciones de vida del personal laboral y poblaciones locales, donde los mercados de la vivienda, los alquileres vacacionales y bienes de consumo se van adaptando a los poderes adquisitivos de los visitantes encareciendo todo, desarrollando un proceso de gentrificación que no conocíamos en las islas y un contexto adecuado para la especulación inmobiliaria.
Esto no puede seguir así. Hay que hablar de modelo de isla que queremos para el futuro, incorporando las lecciones de la crisis sanitaria de la pandemia en un contexto de emergencia climática y después hablamos de turismo y de los otros sectores económicos, de una nueva moratoria turística, de ecotasa, de control de adquisición de viviendas por no residentes, de protección del territorio, de la precariedad laboral y el derecho a la calidad de vida de la población local.
En La Palma tenemos ahora la oportunidad de abordar el desarrollo turístico de otra manera. Tenemos en otras islas el ejemplo claro de lo que no deberíamos hacer, pero, lamentablemente, el actual gobierno insular y el sector empresarial siguen empeñados en reproducir, el modelo turístico que está fracasando en otros lugares.
“Por favor, no conviertan a La Palma en algo de lo que todo el mundo está huyendo” decía Michael Ben Eli, director del Observatorio de Sostenibilidad de Nueva York, el verano pasado en Los Llanos de Aridane, en el marco de un seminario de formación de Agentes Globales de Sostenibilidad con la colaboración de las universidades canarias. Este americano no necesitó mucho tiempo en La Palma para darse cuenta de que hay mucha sostenibilidad de boquilla, por ejemplo, en el texto del Pacto de turismo, a iniciativa del sector empresarial y autoría intelectual en la consultora Corporación5, firmado por todas las formaciones políticas, en la precampaña de las pasadas elecciones locales del 18 M (2023). Se cita en el texto de dicho pacto unas diez veces el término sostenibilidad y cero referencias a la crisis climática, cuando el Cabildo palmero declaró hace cuatro años la emergencia climática en la isla, nos preguntamos, entonces, ¿a qué sostenibilidad se refiere el Cabildo cuando firma dicho pacto?, pues, ni más ni menos, a la misma sostenibilidad que ellos ven en el campo de golf de Breña Alta, Fuencaliente y el hotel balneario de lujo de Las Manchas.
En enero de este año se hizo la presentación online del resultado del seminario de formación de sostenibilidad con el informe La Palma Posible. Creando un futuro sostenible para la isla donde es imposible encajar las infraestructuras turísticas antes citadas y que, con tanto entusiasmo, el Cabildo con la Ley de las Islas Verdes, las han declarado, por unanimidad, de interés insular, dando comienzo a la estrategia de planificación territorial que el profesor palmero de geografía de la Universidad de Salamanca, David Ramos, con buen criterio, ha denominado, turistificación.
Entendemos perfectamente que el turismo debe ser uno de los pilares de la economía de las islas, por lo tanto, lo de las convocatorias de manifestación con el lema Canarias tiene un límite del 20 de abril no es turismofobia, es el rechazo a un modelo de turismo, turismo de masa, el que se quiere implantar en La Palma, que ha definido muy bien la Fundación Telesforo Bravo:
Y esto es así, porque es lo que está ocurriendo en las zonas turísticas de Canarias, el turismo crece al mismo ritmo que la pobreza y de ahí el creciente movimiento ciudadano de oposición.
En este sentido, para aportar un dato, el servicio de publicaciones del Cabildo de Lanzarote ha editado en el 2023 el libro Visiones de la historia del turismo en Lanzarote y en la página 123, encontramos un diagrama de barras donde se refleja la evolución de la población bajo el umbral de la pobreza que se ha duplicado entre los años 2001 y 2018, es decir, en esta isla tenemos un espejo claro donde ver como la pobreza y el turismo crecen a la par y esto no lo queremos para nuestra isla.
¿Y esta es la cara de la locomotora de la economía para el futuro de La Palma de la que habla el presidente de la institución insular?
La población bajo el umbral de la pobreza se ha duplicado en Lanzarote (2001-18).
Lanzarote con una superficie de 745 km2 y una población de 150.000 h. recibió 3 millones de turistas en el 2022, unas veinte veces más que su población residente y se continúa construyendo más hoteles. ¿Se imaginan La Palma con tres millones de turista al año cuando en 2022 recibió 224.355 (ISTAC)?
¿Qué diría César Manrique? No sabemos qué diría César hoy si levantara la cabeza y viese lo que están haciendo con su isla, pero si podemos recordar lo que dijo hace unos treinta y dos años en 1992, unos meses antes del desgraciado accidente que acabaría con su vida: Todo esto es el resultado de las planificaciones y de los miles de permisos para hacer muchos miles de camas más, hasta llegar a la anulación total del prestigio de nuestra isla, por la enorme cantidad de coches y de un turismo de la más baja calidad, y en donde ya es imposible ir a ninguna parte por estar todo abarrotado. Fuente: Lanzarote (1992), Archivo César Manrique, Fundación César Manrique.
Para imaginarnos la actitud de César hoy con respecto a dónde ha llegado su isla con el turismo, no tendríamos que hacer muchos esfuerzos, su indignación sería volcánica como su tierra.
En mayo 2023 el consejo de gobierno del Cabildo de Lanzarote acordó iniciar el expediente para la declaración de Zona Turísticamente Saturada, en base a un estudio de Gaia Consultores Insulares S.L.U. sobre la capacidad de carga de la isla. Hoy, con un nuevo gobierno insular, después de las últimas elecciones locales, este expediente no solo se ha paralizado sino que han aprobado, en el Plan Parcial de Playa Blanca, la construcción de un nuevo hotel de 685 plazas alojativas.
En La Palma el turismo debe ser uno de los pilares, no el pilar, del desarrollo económico insular, que ya lo es, si tenemos en cuenta que su aportación a la economía palmera es similar a lo que representa el subsector platanero. Un estudio de la cátedra de turismo de la ULL indica que en el 2014 el turismo aportó 115,75 millones de € y 111m€ el plátano.
Ni la crisis sanitaria de la pandemia del coronavirus ni las sacudidas del volcán Tajogaite, que abrieron fracturas en la corteza terrestre para vomitar fuego que se llevó por delante todo lo que encontraron a su paso, fueron suficientes para agrietar y cuestionar la inercia desarrollista con infraestructuras turísticas de hace más de treinta años y que hoy se nos presenta como la novedad para el futuro económico de la isla, a través de campos de golf y hoteles balnearios de lujo que ya conocemos como acaba este relato porque lo estamos viendo en Lanzarote y otras zonas turísticas de Canarias.
¿Qué se ha hecho, qué se está haciendo? Mirar al pasado. “El Cabildo apoyará a los inversores que vengan a desbloquear los proyectos de hace treinta años porque el sector turístico es el único que puede crecer“ … decía el presidente del Cabildo en Los Llanos de Aridane en febrero de 2024, en la apertura de las jornadas La Palma ante su espejo organizadas por el sector empresarial. Una concepción del desarrollo turístico basado en el aumento permanente del número de visitantes y en la capacidad de la planta alojativa con el binomio “turismo-construcción“ como concepto erróneo de progreso turístico.
En La Palma todo el poder político de las administraciones locales, gobierno y oposición, junto al económico y sindical (Pacto por el turismo), han entendido que la oportunidad de la recuperación de la crisis volcánica había que aprovecharla para, volver a la carga, con los viejos proyectos desarrollistas de hace más de tres décadas, todas ellas de gran impacto territorial y depredadoras de dos recursos naturales escasos como son el suelo y el agua que no tiene la agricultura.
Curiosamente, en el pasado mes de febrero, con pocos días de diferencia, coincidía en la misma dependencia del Cabildo, la convocatoria de la Mesa de la Sequía, ¡mesa de la sequía en invierno!, con la declaración de infraestructura de interés insular del hotel balneario de lujo de ochenta piscinas en Las Manchas. El proceso de turistificación, el territorio a disposición de los intereses de promotores, fondos de inversión y turoperadores, con el objetivo de ir convirtiendo a La Palma en una isla para el turismo. Sin embargo, si de intereses insulares se trata, en abril de 2023 la comunidad energética Energía Bonita solicitó al Cabildo, por su relevancia social y económica para acelerar la transición energética, tener ese reconocimiento que se le ha dado a infraestructuras turísticas, un año después, seguimos esperando.
¿Qué proponemos? En los medios de comunicación escuchamos, una y otra vez, que el turismo va bien porque cada vez vienen más y, cada año, establece un récord con respecto al anterior, hasta que ese criterio de la cantidad, como única variable para evaluar la situación del sector, pone en evidencia sus limitaciones para analizar otros aspectos de mayor trascendencia como son al impacto social, económico y medioambiental del turismo en unos espacios insulares frágiles y limitados.
Ese es el problema, que la patronal hotelera y responsables políticos no tienen una perspectiva integral de las consecuencias de su modelo turístico en los ecosistemas insulares. Por eso la única preocupación que expresan, ante la convocatoria del 20 de abril, es en qué medida canarias va a dejar de ser el destino preferido para el turismo. Solo le preocupa la caja que controlan unos pocos. No vale lo de que representa el 34% del PIB canario si lo que reparte es precariedad laboral, empobrecimiento y saqueo de recursos.
En La Palma no tenemos, en estos momentos, con unos 224.000 turistas al año, un sector masificado, pero, al parecer, todo se andará, porque el Cabildo y las entidades del sector están poniendo todos los mimbres necesarios para seguir el modelo turístico que tantos problemas está teniendo en otras islas.
Se impone una planificación integral del turismo en Canarias, atendiendo a sus consecuencias en los ecosistemas insulares, sector laboral y población residente.
1. Lo primero que tenemos que hacer en La Palma es hablar y consensuar el modelo de isla que queremos para el futuro y, consecuentemente, desarrollar las planificaciones sectoriales que se corresponden a ese modelo. Es intolerable y suicida la apuesta que se está haciendo para convertirla en una isla donde el turismo sea el motor económico, negocio para unos pocos inversores del sector y precariedad, pobreza y pérdida de calidad de vida para la población local.
2. Con el objetivo de reducir dependencias externas y la extracción permanentes de rentas hacia fuera, proteger y respetar los usos agroforestales del suelo rústico y el agua, recuperando más de la mitad del suelo agrícola abandonado para cambiar el sistema agroalimentario insular con una agricultura para la alimentación y la salud a través de una gestión ecológica de los sistemas agrarios, construyendo soberanía alimentaria local para reducir nuestra dependencia del exterior y acabar en la isla con las importaciones de papas de Egipto, Israel, Reino Unido o de boniatos de Portugal y California. Con un control del ciclo agrario desde el sector primario con precios justos para que quienes trabajan la tierra puedan vivir dignamente.
3. Dejar de hacer lo mismo para cambiar el rumbo de La Palma incorporando las lecciones de la crisis sanitaria de la pandemia. Mirar al futuro y abordar con valentía el cambio de modelo de isla en un contexto de crisis climática que va en serio. Nos parece imperdonable que se hayan dejado atrapar en el 2024 por la inercia desarrollista de las grandes e insostenibles infraestructuras en una isla con un enorme potencial para armonizar turismo, paisaje, territorio, agricultura, energía, innovación y conocimiento con el territorio y la calidad de vida de la población residente.
4. Y una recomendación, la diversificación de lecturas para que, además de los análisis de la consultora Corporación5, echen un vistazo a los siguientes libros e informes por su relación directa con el futuro del sector en la isla:
Ramos Pérez, D. (2023). De la Gran Recesión a la erupción volcánica de 2021: La turistificación como estrategia de desarrollo territorial de La Palma (Canarias). Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, (99).
Visiones de la historia del turismo en Lanzarote, Servicio de publicaciones del Cabildo de Lanzarote. Edición 2023.
El informe La Palma Posible. Creando un futuro sostenible para la isla.
Así que, en un espacio geográfico pequeño, frágil y biodiverso como La Palma solo cabe un turismo en armonía con el territorio y su gente que potencie y desarrolle las economías locales, para reducir las dependencias de exterior que nos descapitaliza y nos hace más vulnerables, como se demostró con la crisis sanitaria de la pandemia del coronavirus.
“Canarias y La Palma tienen un límite”. 20 de abril a la calle, porque otra isla es posible.
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