Un descanso en el paraíso: ‘País natal’ de Samir Delgado

Un descanso en el paraíso: ‘País natal’ de Samir Delgado

Detalle de la portada del libro de Samir Delgado País natal. EL SASTRE DE APOLLINAIRE

País natal es un guiño universalista más allá de la propia identidad, porque el agua del mar, señala el poeta canario de ascendencia libanesa, “siempre viene de lejos”. Podría ser esta afirmación un acercamiento a la condición del isleño, en el interior sin orilla de playa de un continente, lejos de la añoranza empalagosa y la nostalgia que hace que el sentido marítimo de la propia existencia pierda profundidad y, por lo tanto, interés.

Samir Delgado (Las Palmas, 1978) fabrica en su último poemario País Natal, publicado por la editorial madrileña El sastre de Apollinaire, los cauces para una poesía torrencial, y para hacerlo posible autoproclama la validez de una cosmovisión de los océanos, nada banal y prototípica. Lo hace a través de una mirada que es superficie epidérmica y sensorial al servicio del poeta.

En este nuevo poemario del autor grancanario residente en México, que defino como un animal onírico que creció a la sombra de la historia, veo, no sé si por condicionamiento, admiración o emotividad a los vanguardistas canarios Domingo López Torres y a Agustín Espinosa.

Samir Delgado observa la potente significación presente en el océano como una analogía vital que favorece la pervivencia del silencio de un cerebro que necesita un corazón inquieto, e insinúa, la diferencia cultural en relación a ese silencio de la contemplación del medio acuoso que existe en México, si osamos establecer una comparación, de algún modo poco afortunada, con otras latitudes planetarias bañadas por los océanos. El silencio del vacío no existe y tampoco existe la gravedad terrible de la muerte en México. La urgencia de una necesidad de decrecimiento de nuestra idealizada y dependiente relación que mantenemos, en esta fracción del tiempo del mundo que vivimos, con la tecnología resta capacidad humana para la naturalidad del suceso vital.

País natal es también un discurso poético de exaltación tranquila de la sensorialidad desprovista de sofisticación. Samir Delgado ama la desnudez del mar, y la contempla como una entidad experimental fuera de las banderas y de los parámetros políticos del enfrentamiento.

El mar es una estancia para trabajar la fraternidad. Una oportunidad para el gran abrazo y el entendimiento. En el libro de Samir Delgado, esta fraternidad que señala como “cósmica”, tiene que ver con la agitación del agua que recorre una distancia kilométrica e inabarcable, que une dos orillas; de la que viene y en la que está. El pasado de un origen que siempre regresa porque es “eterna la noche atlántica” con los lugares de su mundo actual y pintoresco. Los mares en otros lugares del mundo como Topolobampo en el Pacífico mexicano o el puerto francés de la ciudad de La Rochelle que evoca la salida de navegantes conquistadores que emprendieron rumbo hacia Canarias en 1402. Hay turistas canadienses, un poeta romántico llamado Sir Byron. Nocturlabios (instrumento para navegantes), cromosferas (cita la relevancia del rey para los navegantes), el caballo galiceno (a través de este animal se insinúa una alusión al origen maternal). Utensilios de navegación marítima y elementos de la naturaleza que dejan en un estado de irremediable degradación la aspiración intelectual con la que comprender el mundo, porque País Natal va mucho más allá de las consabidas virtudes insuficientes de la intelectualidad. Es poesía sensorial de vocación claramente onírica, representada en estados de nítida visión bajo el signo de un lenguaje abigarrado pero trascendente, que invita a quedarse un rato viviendo en el verso construido. Una agradable parálisis de mi estado nervioso, un descanso en el paraíso.

País natal es un ejercicio tenaz de contemplación, un dejar de hacer para vivir y entregarse.

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